Verano de 1492. Bartolomé Gutiérrez regresa a España después de tres años de cautiverio en Túnez y se propone agradecer a su tío, presunto abad de un monasterio, que lo haya liberado. Lo que más ansía Bartolomé es volver a comer cerdo, su manjar preferido. En medio de la noche, oye unos gruñidos.
En verano de 1492, un preso español en Túnez consigue su libertad y vuelve a España deseando probar el jamón que le ha sido vedado tanto tiempo. De vuelta a su casa, se encuentra con un desertor que intenta huir a Portugal y cuya única pertenencia es una marrana.