En los noventa, el sexo y los escándalos desdibujaron los límites entre lo público y lo privado, las noticias y el entretenimiento, y la realidad y la ficción.
Cuando arrancaron los noventa, acababa de caer el Muro de Berlín y otros muchos caerían durante esa década: los que dividían lo público y lo privado, las noticias y el entretenimiento, y la realidad y la ficción. Los vientos del cambio nos trajeron nuevas voces que gritaban a los cuatro vientos verdades incómodas, y el sexo y la fama se impusieron como nunca antes. La invención de internet contribuyó a la expansión de todo tipo de rumores, anticipando una nueva era de información masiva… y de desinformación.